Yo nunca nunca he dicho la verdá

Y mientras corren nuestros segundos, la vida se torna mas ágil, los desafíos mas titánicos, las decisiones mas difíciles, las alegrías mas exquisitas, las penas mas opresoras, el momento... más breve.

De ahí entonces la importancia de aprovechar cada segundo de nuestras vidas, de ahí el ímpetu por vivir atenta a cada regalo, cada bendición, cada opción, cada instante, toda la vida.

No es pretensión de una suerte de "carpe diem", en lo absoluto, NO. Sí en el afán de saber administrar nuestras riquezas en armonía con el tiempo, el espacio y por sobre todo los actantes, al compás de la mas bella sinfonía como gran pieza, el manifiesto de una indispensable unidad entre los elementos, para la creación de la mas bella obra maestra antes vista!! al mas puro estilo de Adolphe Appia!

Pues finalmente, las vida nos va enseñando su laconismo, cuan fugaz es su virtud! y lejos de solo limitarse a mostrarnos, también nos enseña y recuerda que somos nosotros de la mano de Dios, quienes debemos hacernos cargo de aquella caducidad que poseemos sobre la tierra y tomar con firmeza lo que nos pertenece, quienes nos fueron confiados, quienes en un instante mágico e imperceptible aparecieron como el mas lindo de los obsequios, esos que involucran alma y cobijo, a estos tesoros debemos cuidarlos sin perder instante de su goce, procurando no desperdiciar su presencia en nuestras vidas, entendiendo su importancia, valorando sus infinitas bondades con excesivo cuidado de no menospreciarles a causa de la maldita soberbia...recordando siempre que: donde esta tu tesoro, entonces ahí esta también tu corazón.

Pero a veces creo que a mi baúl debo ponerle un candado mejor, mis tesoros son astutos y se escapan con facilidad.